Lohana Berkins fue una activista travesti, nacida el 15 de junio de 1965 en Pocitos, Salta. Fue en su niñez cuando Lohana empezó a sentir que hubo un error, que tendría que haber nacido como mujer. Vivió en su casa de clase media acomodada, con su padre, su madre y trece hermanos hasta los 13 años, cuando su padre la echó de la casa, confrontándola con las palabras “o te haces bien hombre, o te vas”. En ese momento, Lohana decidió abandonar la casa, con cierta esperanza de que la vayan a buscar, cosa que no pasó: pero nunca se arrepintió de su decisión.
Afortunadamente, Lohana se encontró con la Pocha Escobar, su mamá travesti de Salta, quien le ofreció un lugar en su casa, donde la cuidó a ella y a muchas otras travestis que también tuvieron que abandonar sus hogares, al no ser aceptadas por sus familias. La Pocha no podía evitar que se prostituyeran, era la única salida laboral que estas mujeres podían encontrar, pero aun así se tomaba el tiempo de cuidarlas, enseñarles cómo cuidarse, y a defenderse de la policía y los civiles.
En plena dictadura, Lohana llegó a la Ciudad de Buenos Aires a finales de los 80, habiendo atravesado todo tipo de experiencias que la llevaron a pelear y militar por los derechos de los travestis y las mujeres en un momento de extrema crisis social, cuando era más peligroso que nunca existir como una persona travesti. En 1994, se convirtió en cofundadora de la AMMAR (Asociación Mujeres Meretrices Argentinas), permaneciendo en esta asociación por un corto período de tiempo, aunque unos años después se unió a la ATTTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina), fundada por María Belén Correa, y en 1998 fundó su propia organización, la ALITT (Asociación de Lucha por la Identidad Travesti Transexual). Fue así como emprendió su lucha, abriendo todo tipo de puertas para la comunidad travesti y trans.
Alrededor de este período, Lohana se convirtió en la primera persona trans en trabajar en un empleo estatal, y también en postularse a diputada nacional. Pero sus logros no se acaban ahí, también quiso trabajar como maestra en la Escuela Normal Nº3, y luego de no poder inscribirse con su nombre de mujer, decidió realizar una denuncia en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, que forzó a la Escuela a respetar su identidad. Fue esta acción que llevó a lo que más tarde llevaría a la impulsión de la ley 3062 de respeto a la identidad adoptada por travestis y transexuales, sancionada por la Legislatura porteña en el año 2009, que más tarde se convertiría en la Ley de Identidad y Género, que nos convirtió en el primer país del mundo en contar con una ley de identidad de género.
En su recorrido como militante, también participó y lideró la Cooperativa Textil Nadia Echazú, la primera Escuela Cooperativa para personas travestis y transexuales; estuvo al frente de la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual, en el Observatorio de Género en la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires; participó en escraches de genocidas y formó redes de alianza con infectólogos para realizar testeos de VIH en la comunidad travesti.
En 2016, Lohana Berkins falleció trágicamente, aunque abandonó este país y este mundo habiéndose convertida en una referente para la lucha social de todas las clases y comunidades, y dejándonos un mejor país. Fue una mujer que a pesar de todos los obstáculos que tuvo que atravesar, nunca dejó de pensar en todos sus compañerxs, luchando y tratando de abrir puertas para ellxs. Su velorio y entierro se realizó ese mismo año, en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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