La Plaza Primero de Mayo, ubicada en el barrio de Balvanera, entre Pres. José Evaristo Uriburu, Adolfo Alsina, Pichincha y Hipólito Yrigoyen, es patrimonio histórico de la Ciudad, y un homenaje a todos los trabajadores de la nación.
Hace mucho tiempo, en la Ciudad de Buenos Aires, surgió una necesidad de establecer un cementerio para no-creyentes o creyentes de religiones ajenas a la católica, ya que todos los cementerios de la Ciudad eran exclusivamente para personas fallecidas en la fe católica. Por esta razón, se instaló un sector con el fin de satisfacer esta necesidad en el Cementerio de la Iglesia del Socorro, pero al colmar la capacidad del sector, se debió buscar otro lugar.
Es en 1833 que la actual Plaza Primero de Mayo cumplió la función de Cementerio de Disidentes, aunque de hecho estuvo habilitado solamente hasta el año 1891, año en el que la plaza se clausuró. La razón por la que se dice que funcionó hasta 1923 es porque el proceso de trasladar los restos concluyó finalmente 32 años después. Fue administrado por una comisión que reunía ciudadanos alemanes, estadounidenses e ingleses.
Dentro de las personas más reconocidas que fueron sepultadas en la Plaza Primero de Mayo se encuentran figuras como el Almirante Guillermo Brown (almirante irlandés naturalizado argentino, revolucionario de la causa de Mayo), Elisa Chitti de Brown (hija del almirante), y el Coronel de Marina Juan Bautista Thorne (quien peleó junto a Guillermo Brown).
En el año 1915 se demolió la capilla que estaba sobre la calle Hipólito Yrigoyen, y es en el 14 de abril de 1925 cuando su nombre es cambiado a la Plaza Primero de Mayo mediante una ordenanza, y se inaugural finalmente en el año 1928, también en un 14 de abril, con la presencia del Intendente Carlos M. Noel y el Ministro del Interior Vicente Gallo. En esta célebre inauguración, también se revela la presencia del Monumento al Trabajo, creado por el escultor Ernesto Soto Avendaño, premiado por sus esculturas. Esta estatua muestra a un hombre de mediana edad, llevando una herramienta pesada por sobre de sus hombros.
La otra gran atracción de la Plaza Primero de Mayo es el mástil Monumento a la Patria, ubicado en el centro, llevado a cabo por los ingenieros Bernardo Joselevich y Germán Joselevich, acompañados del escultor Israel Hoffman. Este mástil fue donado de parte de la comunidad israelita de la Ciudad de Buenos Aires, y se finalizó su instalación el 19 de octubre de 1951.
A día de hoy, el espacio verde también cuenta para atracciones para niños o actividades recreativas para todo visitante, como una calesita, un arenero con juegos, mesas con tableros de ajedrez, un espacio recreativo para mayores y juegos inclusivos.
En los últimos años, se realizaron intervenciones y obras en la superficie de 12.065 metros cuadrados de la Plaza Primero de Mayo, con la intención de poner en valor a la plaza, modificando la superficie, la seguridad (como solados de baldosa antigolpes), sumando espacios para actividades deportivas como canchas de fútbol tenis, tenis de mesa, metegol, postas aeróbicas y cintas para actividad física.
La Plaza Primero de Mayo es parte de la historia del país, contando con un testimonio sobre la Ciudad de Buenos Aires, cuyo lugar fue mantenido y cuidado a lo largo del tiempo para proteger el espacio perteneciente a todos los vecinos del barrio de Balvanera, quienes al día de hoy pueden acceder a un hermoso lugar verde con comodidades pensadas únicamente para ellos y ellas, pero aun así cargando la historia sobre sus bases.
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