Balvanera es un barrio altamente reconocido en la Ciudad de Buenos Aires por su gran disponibilidad de comercios, su alta cantidad de edificios, y su alta densidad poblacional y su gran cantidad de sitios notables, relevantes en la historia de la Ciudad de Buenos Aires. Pero también es un barrio con una oferta gastronómica interesante, compuesta por gastronomía china, coreana, japonesa, y peruana. Por esta razón les traemos dos opciones para probar en el barrio.
Empecemos con “Carlitos”, que se encuentra en la Avenida Corrientes al 3070, y abre de jueves a martes de 12 a 2 hs. El menú está compuesto por platos típicos del país peruano, a precios verdaderamente accesibles. El logo del restaurante es un pollo, y efectivamente, el pollo es excelente en Carlitos, sea frito o al horno, o acompañado de ensaladas, arroz, o fideos. Su otra especialidad, es el exquisito ceviche en la sección de pescados, y el gatuzo cocinado al limón. Podemos recomendarles también los jugos de frutas de la casa, con sabores como guanábana, maracuyá, papaya, frutilla o ananá.
Fundado por Hajime y Misao, inmigrantes japoneses llegados al país en 1961, encontramos a “Ichisou”, ubicado en la calle Venezuela 2145, pionero en instalar la gastronomía tradicional de Japón al país. A día de hoy, siguen manteniendo el legado de familiar la hija de la pareja, Setsuko Kaneto, y Alejandra Kano, su nieta.
La historia de la gastronomía en la familia va muy atrás en el tiempo, con la tatarabuela Alejandra Kano, que instaló una pastelería al principio del siglo 20. Su punto fuerte eran los taiyaki (pastel con forma de pez, relleno de crema pastelera, chocolate, queso o judías dulces) o los wagashi. A su nieta, Misao, que le encantaba observarla mientras preparaba los dulces, y aprendió todas sus recetas. Terminó abriendo su propio local de Udon, un fideo japonés, pero un día tuvieron la opción de mudarse a la Ciudad de Buenos Aires, y decidieron tomarla.
En Japón es tradición que el hombre herede el negocio familiar, pero en esta familia, ocurrió un percance. Claudio, el hermano de Alejandra, decidió abrir su propio emprendimiento, por lo que no había ningún hombre en la familia que pueda manejar el restaurante. Pero Alejandra insistió en tomar el volante, y aprendió todo lo necesario para hacerlo; y superó las miradas intimidantes de los comensales, a los escépticos, y se volvió una experta.
El restaurante está caracterizado por su uso de madera, y su estética tranquila, serena, y familiar. Contiene mapas del antiguo Tokio, y otros con caligrafía japonesa, frascos de sake, y relojes japoneses. Los pescados son cuidadosamente elegidos dependiendo de la frescura, y la selección es solamente de la mejor. El ramen, y el Nabeyaki Udon son estrellas del restaurante, con recetas que se realizan con mucha dedicación y experticia.