Ubicada en la esquina de Jean Jaurés y San Luis, La Viña del Abasto fue una legendaria cantina que abrió sus puertas en el año 1930, y se comstituyó en un punto de reunión para tangueros y residentes de la zona. Asistían frecuentemente a La Viña personalidades como Carlos Gardel, Razzano, Villoldo, Enrique Cadicamo, Pepe Arias, Osvaldo Fresedo, Aníbal Troilo, Coco Basile, Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche y Ben Molar.
Gyula Kosice, escultor, teórico, y poeta checoslovaco que se mudó a la Argentina a los 8 años, y considerado cofundador del movimiento artistico Madí, recuerda ver a Carlos Gardel jugar y ganar pulseadas contra Israel Chas de Cruz en La Viña del Abasto.
Sobre sus orígenes, solo sabemos que en 1935 pasó a manos de los hermanos García, quienes manejaron La Viña del Abasto hasta 1972 cuando el establecimiento cambió de dueño, y mantuvo el lugar abierto hasta la actualidad, siendo él quien contrató a los mozos, famosos por su excelente atención y su permanencia dentro del bodegón.
Dentro de La Viña del Abasto podíamos observar historias en las paredes, con banderines de equipos de futbol de decoración, murales de Carlos Gardel, Juan Manuel Fangio, Coco Basile, el Papa Francisco, y Luca Prodan. Hasta contaba con una figura en tamaño real de Carlos Gardel. Sus paredes estaban llenas de íconos argentinos, y también contaba con murales, que a día de hoy podemos seguir viendo, aunque se haya demolido el restaurante, de Carlos Gardel y Aníbal Troilo acompañados de un farolo y hojas.
A la esquina se la conocía también como “Marcos Zucker”, por el famoso actor argentino y comediante, nativo del barrio, que apareció en más de 60 películas. Solía frecuentar el restaurante, y festejaba todos sus cumpleaños en el lugar. La Viña contaba con una placa para homenajearlo.
Era un favorito de los taxistas de la Ciudad de Buenos Aires para almorzar o para cenar, y contaba con cuatro mozos, entre ellos Lito y Antonio, con una excelente amabilidad y con un gran conocimiento sobre la carta que les permitía realizar buenas recomendaciones. La Viña del Abasto estaba pintado en su interior de un azul francia, y contaba con el ambiente clásico de los bodegones porteños.
La cocina era auténticamente porteña, acotada, pero de calidad, con entradas, minutas, chivito, pollo y pastas, con porciones abundantes para compartir entre los comensales. Eran remarcables los chivitos, los pollos a la provenzal, al ajillo o a la portuguesa, los fusilli al fierrito o los ravioles a la boloñesa. Y por supuesto del lado de los postres, el clásico vigilante y el flan casero.
Pero en marzo de 2019, las puertas del local cerraron. Los vecinos fueron sorprendidos, no sabían la razón detrás del suceso. Se rumoreaba que la familia que manejaba la cantina no quiso continuar con el negocio, y se encontraba la duda en el aire sobre qué se haría con La Viña del Abasto, y si volvería abrir.
Pero a principios de 2020, más precisamente 20 de Enero, el edificio del bodegón fue demolido, y los vecinos se sintieron despojados de una pieza de la identidad del barrio, del patrimonio histórico y cultural de la zona del Abasto. Manifestaron su descontento con las autoridades del Gobierno de la Ciudad, declarando que ya no se cuida la propiedad cultural de los barrios.