La etimología de la palabra nos remonta al término en latín ¨forum¨, que podría traducirse como “foro”. El diccionario de la Real Academia Española (RAE), reconoce alrededor de una decena de aceptaciones en cuanto al término.
En un principio, el fuero o foro, era el lugar público o la plaza principal de un lugar, donde los romanos hacían sus audiencias (específicamente allí se hacían los juicios),y donde se aplicaba la ley. En la Edad Media, la palabra foro, comenzó a aplicarse al conjunto de normas jurídicas aplicables a determinados territorios o a ciertos conjuntos de personas.
El fuero puede ser, entonces,“la potestad de aplicación de normas legales en casos concretos”.
De acuerdo a lo explicado anteriormente, el término, la palabra “fuero” tiene muchas acepciones, lo cierto, es que el uso más frecuente que se le da actualmente, es el de “fuero como competencia jurisdiccional”. Es decir, un “privilegio” que se le otorga a un individuo en virtud de un cargo. Sería algo así como un “beneficio” que sólo pueden gozar ciertas personas, y no el común de la gente.
“Los fueros parlamentarios, en este marco, son privilegios de los que disponen los miembros de un Parlamento democrático. Quienes representan a la población en estos estamentos disponen de una cierta inmunidad mientras ejercen su función.”.
Estos fueros surgieron como una manera de poder garantizar la separación de poderes e impedir la persecución de los parlamentarios que se encuentran en oposición al gobierno de turno.
Sin la existencia de estos fueros, un senador , o un diputado, por ejemplo, podrían correr el riesgo de ser acusados de un delito inexistente y de esa forma, podrían llegar a ser separados , apartados, de la vida pública. Es entonces que por esa razón se le son otorgados dichos fueros parlamentarios, los cuales impedirían que sean desde procesados , hasta encarcelados.
Orígenes del fuero
Para poder explicar los orígenes de este término, es necesario remontarnos a la época de la conquista musulmana en Hispania (nombre que los romanos daban a la península ibérica y territorios asociados). La misma tuvo lugar durante el primer período del siglo VIII, período en el cual surgen los primeros reinos más significativos de la península ibérica.
Este hecho histórico dió lugar al final de la unidad que el reino visigodo (reino independiente que surge luego de la caída del imperio romano, cuando varios pueblos bárbaros irrumpieron en Hispania) había obtenido a través del Liber ludiciorum (un cuerpo de leyes que se promulgó a mediados del siglo VII y tenía carácter territorial).
Comenzó, entonces, la reconquista de la península, hecho que trajo consigo, inexorablemente, la creación de varios reinos cristianos y el surgimiento de un nuevo Derecho, diverso y plural. Es entonces que los reyes cristianos y los señores laicos, deciden otorgar ciertos “privilegios”, en el marco de la creación de este nuevo derecho, en zonas con mayor valor económico o estratégico.
“En los fueros se plasmaban las costumbres de las diferentes localidades junto con los privilegios que los reyes recibían por parte de ellas y el grupo de disposiciones que garantizaban la preservación del clero, el vasallaje y la nobleza de cada zona.”
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