Cuando la calle Carlos Calvo se llamaba Europa, se encontraba allí ubicada una casa de baile conocida como “La casa de María “La Vasca”, pertenecía a María Rangolla como se llamaba realmente, y se dice que fue mujer de una gran belleza oriunda de la zona vasca francesa. Su casa de baile fue un sitio de encuentro tanguero con mucha impronta, ubicado en el barrio porteño de San Cristóbal.
La casa aún conserva sus altas ventanas a la calle y el encanto de una puerta con reja de hierro forjado entre el zaguán y el soleado patio con jardín de macetas. Por ella pasaron grandes figuras tales como Manuel Campoamor o Ernesto Poncio y Vicente Greco. Y allí mismo, una noche allá por 1897, Rosendo Mendizábal, a sus treinta años, creó “El Entrerriano”.
Según cuentan algunos testimonios que se pudieron recuperar de algunos de sus habitués, en lo de María “La Vasca” podía bailarse el tango a tres pesos la hora por persona. Allí concurrían tanto estudiantes, como jockeys o cualquier persona amante de la cultura tanguera.
Un testigo de aquella época, pudo recordar lo siguiente:
“El pianista oficial era Rosendo y allí fue donde por primera vez se tocó ”El Entrerriano”. Era una noche en que varios socios del Z Club habían tomado la sala por varias horas de baile; recuerdo que siendo más o menos las 2 am. golpearon la puerta, atendió María “La Vasca” y regresó diciendo que eran los jockeys Pablo Aguilera, el famoso corredor de Pillito, Rafael Bastiani y otros más cuyos nombres no recuerdo, y nos pedían que le permitiésemos participar del baile. Gustosos aceptamos y así se bailó hasta las 6 am. Al retirarnos lo saludé a Rosendo, de quien era amigo, y lo felicité por su tango inédito -y sin nombre- y me dijo: “Se lo voy a dedicar a usted, póngale nombre”. Le agradecí pero no acepté, y debo decir la verdad, no lo acepté porque eso me iba a costar, por lo menos, cien pesos al tener que retribuir la atención. Pero le sugerí la idea de que se lo dedicase a Segovia, un muchacho que paseaba con nosotros, amigo también de Rosendo y admirador; así fue: Segovia aceptó el ofrecimiento de Rosendo y se le puso “El Entrerriano” porque Segovia era oriundo de Entre Ríos”.
En Carlos Calvo 2721, si uno pasa por allí, podrá observar el legado que quedó de este histórico lugar.
El nombre original de “La Vasca” era María Rangolla y sus restos descansan en el cementerio de la Chacarita, junto a los restos de su familia vasca.