Todos hemos experimentado el amor. Amar y ser amado enriquece nuestras vidas. Cuando la gente se siente sentimentalmente cerca de otra persona está más contenta, la ayuda a sentirse importante, entendida y segura.
Cada tipo de amor tiene sus rasgos distintivos. El amor que sentimos por nuestros padres es distinto del que sentimos por nuestros hermanos, amigos y hasta nuestra mascota. En las relaciones románticas el amor tiene características muy particulares. Si comenzamos a hablar de este tipo de amor enseguida vinculamos esta emoción con un corazón rojo que late, sonríe, suelta mariposas y montones de combinaciones, si se quiere podemos definirlas como románticas.
El amor, para los estudiosos de las neurociencias, no se activa en el órgano que late, sino en el cerebro, dando respuestas a estímulos proporcionados por los sentidos. Pero también el sentimiento del amor está sujeto a esos primeros vínculos que se construyen desde niños, que han creado en el adulto “una forma de sentir” el amor. Como todas las emociones, nadie puede medir quien siente más que el otro, cada uno siente como quiere y como puede.
El amor romántico puede vincularse al deseo sexual, ya que las partes del cerebro comprometidas con estas funciones son compartidas, el centro motor y el área sensorial. Cuando vemos a alguien que amamos, es posible que el corazón comience a latir más rápido y mucho más fuerte, eso se debe solamente al hecho de que el cerebro a través de lo que percibe, envía una señal y se liberan diferentes hormonas.
Pero el amor, es mucho más complejo. Este sentimiento puede ser maravilloso, de plenitud y paz, pero también puede estar signado por el sufrimiento, el dolor, la tristeza y la melancolía, producto de nuestras vivencias guardadas también en el cerebro, desde nuestra infancia y con el bagaje acumulado de experiencias sobre el amor romántico. Las primeras relaciones establecidas, las primeras vinculaciones parentales y sociales, definen en parte nuestra forma de amar. Descubrirlas puede colaborar, desde lo cognitivo, a resolver problemas vinculados a las relaciones. El amor es mucho más que quitarse la ropa, eso puede ser fácil, comparado con el esfuerzo y el proceso que implica dejar al desnudo el alma, sentirse vulnerable a los sentimientos de amor más simples y cotidianos.
¿Cómo elegimos una pareja?
La elección de la pareja, así como todas las elecciones importantes de la vida, es realizada de manera muy particular en cada caso pero se puede advertir en ellas una consideración potencial de una amplia diversidad de factores.
El Counselor Alejandro Corbalán, Presidente de la Asociación Argentina de Counselor, explica: “De manera natural, las personas construyen individualmente un modelo de pareja. Lo hacen desde sus modelos familiares y sociales, desde sus propias experiencias de vida (incluyendo los juegos de la infancia, los primeros encuentros sentimentales y sexuales, y las relaciones ya adultas). Además, los mitos y mandatos, introyectados a través de la relación del individuo con la cultura y la religión y, hoy en día, también los medios de comunicación masiva y las redes sociales, influirán. La situación social y económica y la pertenencia a determinados grupos políticos e ideológicos, étnicos o religiosos, también. Todo ello integrará ese modelo de pareja que participará en la elección de la futura relación.”
Pero eso no es todo, existen también factores emocionales y psicofísicos -podríamos decir- que también influyen determinando el grado de atracción que experimentará cada individuo en relación al otro; lo que solemos denominar “química”, “piel”, etc. Otros factores, no siempre tenidos en cuenta, son las propias aspiraciones y proyectos individuales relacionados con el desarrollo personal de cada persona.
Con todo ello construimos nuestro modelo individual de pareja y de allí nacen nuestras necesidades y expectativas que proyectamos de manera más o menos consciente en el otro, esperando que las satisfaga. Por eso es imprescindible ganar comprensión acerca de aquello en qué se basan nuestras expectativas, distinguiendo necesidades genuinas de mitos, mandatos, fantasías, caprichos, etc. Saber lo que queremos para nosotros, nuestra relación de pareja o aún nuestra futura familia, nos brindará mayor conciencia de lo que es realmente necesario. A veces el esclarecimiento sobre todo ésto se hace en soledad, intuitivamente; otras, mediante un proceso de Counseling (consultoría psicológica) por ejemplo; en casos menos deseables, porque generalmente implican una consideración tardía de los mencionados temas y los conflictos nos sobrepasan, en el marco de una psicoterapia de pareja; o en otras ocasiones, NUNCA!
“En un proceso de orientación para parejas, que es una de las variantes que ofrece el Counseling, se puede trabajar no sólo el modelo individual de cada uno de los interesados, sino el llamado ‘contrato interacciona’ del que habla Clifford Sager en su obra ‘Contrato Matrimonial y Terapia de Pareja’. Este ‘contrato’ es en realidad un acuerdo entre los miembros de una pareja acerca de la compleja serie de temas inherentes a la vida en común, la familia y el desarrollo personal de ambos en el seno de la misma. Muchas consideraciones importantes se tienen en cuenta en una instancia de encuentro y redescubrimiento de la pareja como ésta que mencionamos, y a menudo es muy rico el resultado que se obtiene.”, explica el Clr. Alejandro Corbalán.
Acerca de la Asociación Argentina de Counseling
La Asociación Argentina de Counselors (Consultores Psicológicos) nuclea a los profesionales de esta disciplina desde 1991 y obtuvo su Personería Jurídica como entidad civil sin fines de lucro en 1993. Los objetos de la Asociación son: Nuclear a los profesionales Counselors; Generar espacios de capacitación y actualización; Establecer las normas generales y el código de ética y velar por su fiel cumplimiento; Promover la realización de trabajos de investigación y su difusión; Establecer vínculos, suscribir acuerdos y convenios de cooperación con otras instituciones y organizaciones; Proporcionar asesoramiento profesional; Crear espacios para compartir experiencias profesionales y recreativas; y hacer del Counseling una acción preventiva, promotora del desarrollo y bienestar de las personas.
Acerca de la disciplina
La especificidad del Counseling es el desarrollo y el bienestar personal, su tarea de ayuda está dirigida a personas que necesitan un espacio de escucha y acompañamiento para comprender mejor sus problemas, tomar decisiones, o realizar cambios en algunos aspectos de sus vidas. El counseling viene a llenar parte de un vacío socio-cultural, como una oportunidad para el desarrollo de las potencialidades de la persona, para que estos puedan reconocer sus propios recursos internos.
Como abordaje, el Counseling no procura una cura, se corre del paradigma médico terapéutico; es una disciplina que interviene en el área de la promoción del desarrollo humano y el bienestar. Es decir, no actúa en campos donde ya existen otras profesiones que dispensan atención a personas afectadas por trastornos de la conducta o de la personalidad.
Se trata de una profesión que facilita, por medio de un proceso acotado en el tiempo y encuadrado en sus objetivos específicos, áreas y medios de intervención, un proceso de cambio a personas, parejas, familias y grupos. El profesional facilita la resolución de problemas, fomentando el desarrollo, el despliegue del potencial de la persona y el cambio, sin que esto implique una reestructuración de la personalidad.