En un barrio tanguero como lo es el Abasto, recorremos la Historia del Tango Argentino.

Siguiendo a la mayoría de los historiadores, especialistas en el tema, podemos decir que el tango surge a mediados del siglo XIX, y en ambos márgenes del Río de la Plata. Es decir, en las ciudades de Buenos Aires y Uruguay. El tango es música, y es danza, que hunde sus raíces en la cultura cosmopolita –debido a las olas inmigratorias- de los habitantes porteños a partir de 1850.

Resultado una mezcla magnífica de influencias tanto: española, negra, etnias originarias y de las distintas corrientes inmigratorias que iban llegando a nuestro país. El candombe, la habanera cubana, la milonga, la mazurca, la cuadrilla, el vals, la polca y el tango andaluz, fueron claves a la hora de influenciar al tango, a sus orígenes.

En un principio, originalmente, la música que hoy en día conocemos como “tango”, se interpretaba y bailaba en los lupanares, prostíbulos y boliches de aquella época. El tango cantado, recién llegaría como a principios del siglo XX.

Merced nacía el tango, nacía también una nueva “clase social”, la de los recién llegados a Buenos Aires, que venían y traían su propia cultura.

Ese fue un poco el principio del tango, que se caracterizó por poseer códigos muy cerrados, casi exclusivo para esas clases trabajadoras porteñas. Esto trajo como consecuencia que la difusión del tango fuese algo compleja.

El tango fue una revolución, la forma en que se danza propone una profunda relación emocional de cada persona con su propio cuerpo y de los cuerpos de los bailarines entre sí. Enrique Santos Discépolo, uno de sus máximos poetas, lo definió como “un pensamiento triste que se baila”.​

Se interpreta a través de una gran variedad de formaciones instrumentales, destacando la orquesta y el sexteto de dos bandoneones, dos violines, piano y contrabajo. Mientras que el bandoneón ocupa un lugar de privilegio.

Sus letras manifiestan sensaciones de emociones y tristezas relacionadas especialmente con las cosas del amor experimentadas por hombres y mujeres de pueblo.

Si hablamos de los tangos más emblemáticos de la historia, podemos nombrar, por ejemplo: “La cumparsita”, “El choclo”, “El entrerriano”, “Quejas de bandoneón”, “A fuego lento”, “La yumba”, “Uno”, “Milongueando en el ’40”, “Danzarín”, “Verano porteño”, “Adiós nonino”, como para nombrar sólo algunos.

En cuanto a sus músicos, se destacan fuertemente : Armando Pontier, Osvaldo Pugliese, Anibal Troilo, Julio de Caro, Horacio Salgán, Mariano Mores, Astor Piazzolla y muchos otros.

Los poetas letristas más famosos: Homero Manzi, Alfredo Le Pera, Celedonio Flores, Homero Expósito, Horacio Ferrer, Cátulo Castillo y Pascual Contursi .

Y entre los cantantes: Carlos Gardel, Edmundo Rivero, Angel Vargas, Alberto Castillo, Hugo del Carril, Roberto Goyeneche y Alberto Marino. Y grandísimas voces femeninas tales como-. Azucena Maizani, Libertad Lamarque, Tita Merello, Nelly Omar, Alba Solis y María Graña.

El tango fue declarado en Argentina como parte integrante de su patrimonio cultural en el año 1996. Mientras que el 30 de septiembre de 2009, la Unesco lo declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (PCI) por pedido de las ciudades de Buenos Aires y Montevideo.
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